EN OBRAS
Soy una casa.
La gente me ve por fuera y decide
entrar o no, quedarse más o menos tiempo o decirme simplemente que debería
tener vistas a la playa.
Cada persona que entra deja su
marca: unas flores en mi mesa, sus huellas en mi suelo, una marca en la pared,
un cristal roto...
Ahora estoy cerrada. No vive
nadie de alquiler en mí y es un buen momento para reparaciones, para arreglar
lo que puede ser reparado, que cada día son más cosas. Y mientras esté en
obras, con una valla en la puerta, nadie va a poder entrar más que yo.
Lo malo de las obras es que nunca
sabes cuándo van a terminar.
¿Este relato es ya de hace tiempo? Tengo la sensación de que me lo habías enseñado en algún momento. Me gusta la metáfora de la casa. No he podido evitar acordarme de que alguien me dijo que, según ciertas teorías de interpretación de los sueños, las casas están vinculadas con la identidad. Así que, de algún modo, supongo que todos somos casas a nuestra manera. Espero que las obras no se alarguen y que las reparaciones te lo dejen todo bonito... en la vida real y en el sentido figurado.
ResponderEliminarSí, este relato es ya de hace tiempo. Lo escribí con veintipocos, después de escuchar un poema de Cristina Blanco en un recital. También hablaba de casas como metáforas de uno mismo y me gustó mucho la idea.
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