Mis historias malditas

Por agosto del 2017 me había puesto a investigar de escritura y encontré un ejercicio que hablaba de utilizar una imagen aleatoria para escribir sobre ella. Como soy una apasionada del Dixit, me pareció que sus extraños dibujos me servirían estupendamente y me puse a ello. Como me resultó divertido, se lo comenté a dos amigas que también escriben ( Kate Lynnon y Madame Eloise ) y se unieron a mí. La idea era sacar una carta del juego al azar y crear un relato con ella y así, además de picarnos para ponernos a escribir, luego teníamos otras dos historias para leer y descubrir otras visiones creativas. Después quedábamos por los bares para tener "aquelarres", en los que nos tomábamos algo mientras votábamos el mejor de los tres relatos. (Dicho así cuesta entender cómo hemos aguantado juntas hasta ahora, jaja) En seguida nos dimos cuenta de que, aunque las tres tenemos estilos muy diferentes, y las historias trataban sobre los temas más variados, había algo que las hacía encaja

  Cuando "Pienso en aquella tarde" apareció en las listas de música le cogí mucha manía. Me parecía que era una canción fácil de un grupo prefabricado para gustarle a las niñas. Que mis compañeras de clase fueran a hacer de grupis en sus conciertos con la esperanza de que las eligieran esa noche y después les escribieran una canción no ayudaba. Tuvieron que pasar muchos años para que los volviese a escuchar. Pereza era uno de los grupos favoritos de Jorge y "Animales" se convirtió en parte de mi banda sonora habitual. Y entonces les pillé el punto.  Y se hicieron un hueco en casa. Su disco de colaboraciones, "Amigos de los animales", me parece super divertido para cantar a gritos y "Aproximaciones" mantenía el mismo rollo, así que siguieron acompañando nuestras vidas con su rock suavecito y gamberro. "Aviones" fue la inflexión. Con ese disco me enamoré de la forma que Pereza tienen de contar las cosas, al tiempo que mi amor se me fue po

Hay días que me quedo sentada mirando cómo sopla el viento, observando sin abrir la boca.  Veo cómo el mundo cambia del blanco al negro, cómo se forman las nubes, y el aire me mueve como si fuera una hoja caída de otoño. No aprendo. En seguida me quedo atada a sus ciclones, que me arrastran a sus dudas y a mis miedos.  Decir algo ahora no serviría de nada, el ruido de la tempestad ahogaría las palabras y no detendría el vendaval. No queda más que esperar que vuelva la brisa y se calme mi tormenta interior. Cada uno tiene sus propios nudos en la garganta.

  De vez en cuando me pongo a ver series de las que no sé nada, solo porque la premisa me parece interesante. Muchas de ellas no terminan de convencerme, pero también encuentro joyas como "The good place". La idea de partida es esta: Eleanor Shellstrop está en una habitación amarilla, con un letrero en la pared que dice "Bienvenida. Todo está bien". En seguida le informan de que ha muerto atropellada por una fila de carritos de supermercado y, gracias que a su vida ha estado llena de buenas acciones, ha acumulado suficientes puntos para estar en "El lado bueno". Michael, "El arquitecto", le enseña el lugar (lleno de tiendas de helado de yogur), a la inteligencia artificial que lo sabe todo (Janet), su nueva casa y hasta a su alma gemela, Chidi. Vamos, todo lo necesario para ser feliz durante toda la eternidad. Solo hay un problema, que por una confusión con el nombre, la Eleanor que vemos no es la persona de la que hablan, sino una chica bastante

  Este septiembre, Guacii books propuso hacer una lectura conjunta del libro "Las semillas del rencor", de Esther Magar. Nunca había hecho una lectura conjunta ni participado en clubs de lectura ni nada así, y me pareció interesante probar. Ya sabéis que yo todo lo que sea probar cosas... Así que todos los domingos de septiembre (más o menos) nos hemos reunido por instagram (@elrincondeharu) para hablar de la trama, los personajes y la forma en la que está escrito el libro. Ha sido una experiencia interesante, y además me ha empujado a leer esta historia a la que le tenía ganas, rapidito y con toda la atención puesta en sus páginas, para poder comentar todos los detalles. Cuando empieza, esta novela que sigue la vida de varias mujeres que parecen malditas por el color de su pelo, recuerda a las sagas familiares de Laura Esquivel. No en vano, la autora es una enamorada del realismo mágico y nos presenta a unas protagonistas con sueños rotos, con vidas duras, con odios, rencore