LIBÉLULAS
Y encontré las libélulas.
Hace algunos años, cuando leí El clan del oso cavernario, me empecé a interesar por los animales totémicos. En distintas culturas primitivas se considera que todos los seres vivos estamos interrelacionados y, por tanto, a cada persona le corresponde una constelación, una piedra, una planta, un animal...
A cada animal le concedemos unas características, y estas son las que se reflejan en el humano al que acompañan. Así por ejemplo, una persona caracterizada por su fidelidad podría asemejarse al perro, por su coraje al león, por su libertad al delfín...
Pero en el libro no se habla solo de ellos como símbolo de sus virtudes sino de que, una vez tenías claro cuál es tu espíritu animal,también te servirá como señal. Ayla debía estar atenta cada vez que encontraba un colmillo o la piel de un león cavernario, eran objetos que podrían traerle suerte o indicarle el camino a seguir.
Ahora bien ¿cómo se sabe cuál es tu animal totémico? A la protagonista, un chamán se lo revelaba en una ceremonia específica, pero no todos podemos encontrar un guía con el que tomar ayahuasca para que nos revele el nuestro. También se puede hacer uno de los test que hay por internet para adivinar qué eres en todo. Yo busqué un camino intermedio: si mi animal no venía a mí, yo iría a él. Me puse a buscar e investigar cualidades, barajé opciones y sopesé características, hasta dar con el que encajaba conmigo: la libélula.
El animal que elegí como talismán simboliza la transformación, el conseguir las cosas que te propones, pero con esfuerzo. Este insecto está constantemente en evolución, pues cuando las vemos volar, no es más que el final de una vida, que en la que se manejan con tanta maestría como en el resto. La mayoría del tiempo son ninfas acuáticas, con branquias, que se alimentan de renacuajos y gusanos en espera de su metamorfosis.
Son unos depredadores veloces y resistentes, que puede ver en 360º y que han sido usados por algunas culturas para controlar las plagas de mosquitos. Aunque lo que más suele llamarnos la atención es el brillo iridiscente de sus alas y su forma de volar, un momento rapidísima y al siguiente estática. Increíble animal que vive en dos medios, que simboliza una madurez que yo quería tener en aquel momento.
Ahora sé que estas cosas no pueden hacerse así, y mi verdadero animal totémico terminó apareciendo por sí solo cuando lo necesite. Solo había que estar atento. Pero la libélula ha formado parte de mi vida desde entonces y va a seguir haciéndolo. Me ha hecho crecer en sus valores. Hay que transformarse para sobrevivir, ser resilientes para ser felices. Y cada día sigo aprendiéndolo.
¿Y cómo encontraste las libélulas en principio, si se puede preguntar? No sabía que tuvieran unas características tan fascinantes aparte de ser muy bonitas de ver.
ResponderEliminarYo no tengo ni idea de cuál es mi animal totémico. Tengo siempre la coña de que debería ser una nutria (mustélido y de agua), pero supongo que si lo fuera de verdad, lo sabría de algún modo.
Y encontré las libélulas... es lo que puse en el post anterior del Rarolarium. Lo que tuve claro que iba a llevarme desde que las vi, además de los palos.
ResponderEliminarCuando estuve leyendo sobre animales totémicos se supone que tienes que buscarlos. Es algo así como dormirte cada noche pidiéndole que aparezca, o meditar pensando lo mismo. Pero al final a mi se me apareció mucho después, cuando cerraba los ojos y tenía claramente la imagen de un zorro, una y otra vez. Sentía que no solo era una imagen repetitiva, sino importante, con un mensaje. A partir de ahí busqué su significado y tenía mucho que ver con el momento en el que estaba viviendo. Y después ya no puedo dejar de ver zorros allá por donde voy. No sé explicarte mucho más. Siempre puedes probar con el peyote ;P