EFRITS

En mitología árabe los efrits o djinns son genios que poblaban la tierra mucho antes de que lo hicieran los hombres, por lo que se consideran superiores a ellos.

Un djinn es un ser enorme que puede atravesar paredes, viajar a gran velocidad, hacerse invisible, controlar los elementos, transmutarse en animal o humano, conceder deseos... En el mejor de los casos, son seres bromistas y embaucadores, pero en su peor versión les gusta volver locos a los hombres y secuestrar a las mujeres vírgenes. 

Para protegerse de unos seres tan poderosos y volubles, Dios les dio a los humanos algunos objetos de poder, como anillos o lámparas, con los que poder controlar a tan terribles criaturas. Suleiman incluso consiguió encerrar a los más pendencieros en jarrones cerrados con su sello.

Desde entonces, odian aún más a los hombres, y cuando quien posee esos objetos intenta aprovecharse de sus poderes, es fácil que se rían del que se cree su amo tergiversando sus deseos. Con un efrit, el ten cuidado con lo que deseas, pasa a ser también ten cuidado con cómo lo deseas.

 El efrit más emblemático es Iblís, “El mentiroso”, que se negó a postrarse ante Adán alegando que estaba creado de arcilla, mientras él provenía del fuego. Dice el Corán que Alláh lo expulsó del Jannah, el paraíso islámico, y él renegó de su creador y juró dedicar hasta su último aliento a destruir a la humanidad.

Como castigo por su desobediencia, Iblís fue devuelto al fuego. Desde entonces se le llama Shayatín (de pronunciación muy parecida a Satán) y solo puede engañar a aquellos que no creen en dios. Cualquiera que crea en sus mentiras y le siga acabará con él en el ardiente infierno.

No conviene dejarse engañar por las promesas de un djinn y su mirada de fuego ardiente, podrían ser nuestra perdición. Aunque a veces, con un poco de suerte, podemos encontrar alguno de estos seres que es razonable, y que solo quiere vivir su vida en paz y bailar bajo el agua.