MALAS TIERRAS

 


Desde que yo recuerdo, siempre me ha gustado leer.

Leía (y leo) todo lo que cae en mis manos. Soy de las que devoró con placer todo lo que mandaban en el instituto. Así puedo decir que no me gusta El quijote, pero sí La Regenta, que me apasionó La fundación y odié profundamente el trimestre de literatura americana, cuando me hicieron leer El guardián entre el centeno, A sangre fría y Cuentos de la bruja de abril...

Pero entre todos esos títulos, destaca uno, porque fue el primer libro que leí en el que los protagonistas eran adolescentes y tenían problemas de adolescentes: Malas tierras, de Jordi Sierra i Fabra. Este libro me abrió la mente a un mundo nuevo, porque no todo eran libros infantiles o de adultos, había algo en el medio con lo que sentirme identificada.

Supongo que gran parte de la magia es dar con un libro como este en el momento adecuado, con la edad y en la época adecuada. Por ejemplo, Edad prohibida no solo me pilló mayor, sino que no pude identificarme con los problemas de esos adolescentes de colegio de curas de los años setenta. Pero en Malas tierras, la historia la cuentan chicos de dieciocho años, que están en Madrid y Barcelona, mientras yo estoy en el instituto. Lo que les pasa me suena a cercano: amigos por los que harías cualquier cosa, ganas de juerga, alcohol,  alguien que te gusta pero que no se da cuenta (o quizá esta noche sí), elecciones que tomar... 

Todo empieza con un concierto de Springsteen en el Palau Sant Jordi y se mueve por las emociones. Emociones intensas y a veces descontroladas en la juventud, la alegría sin dobleces, las ganas de disfrutar de cada momento de la manera más auténtica, que contrastan con las del resto de personajes: la depresión y la rabia de Ramón, un recién divorciado que ha perdido el rumbo de su vida, y la esperanza a la que se agarran unos padres desde la habitación de hospital en la que su hija está a punto de morir.

He de admitir, que los jóvenes de ahora quizá no se identifiquen tanto, porque las cosas van cambiando, y que, si sois de mi quinta, a lo mejor se os quede muy adolescente, pero... Aún con eso, es uno de los libros que me tocó la patata, y me parece que la historia es buena, así que no lo descartéis solo porque la edad recomendada es otra. Mientras os dejo con las Malas tierras de donde cogió el título, para ir abriendo boca.

Comentarios

  1. Es que The Boss... es The Boss por algún motivo (estoy escuchando ahora la canción).
    Como alguien que, a pesar de haber dejado atrás la adolescencia hace ya un tiempo, sigue sintiéndose más cerca de la literatura juvenil que de la de adultos, apoyo totalmente tu defensa de este tipo de libros. Creo que muchos se pueden disfrutar a cualquier edad. Este en concreto tiene demasiado drama para mí (dame peleas, dame problemas amorosos, dame asesinatos, pero no se te ocurra darme enfermedades de ningún tipo), pero otras cosas suenan interesantes.
    Por cierto, eres la primera persona (que no es profesora de Lengua) a la que oigo decir que le gustó La Regenta. Yo aún no la he leído.

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    1. El libro se centra sobre todo en los amigos que van al concierto, no creas. Si algún día te apetece echarle un ojo (o a La Regenta, que esa tiene más salseo, jaja) te los presto

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