SUPERNATURAL

 

Acabo de terminar la serie "Supernatural".

Quince temporadas, (¡Toma ya!) viendo a los hermanos Sam y Dean Winchester luchando contra todo tipo de seres fantásticos provenientes de cualquier mitología, incluyendo demonios, ángeles, Lucifer y hasta el mismísimo dios.

No negaré que Jensen Ackles me atrae desde el primer capítulo, con esa pinta de chico malo, que es más fiel que nada... Pero no es del personaje de Dean del que quiero hablar, sino de Chuck. Y aviso, hay spoilers.

Chuck Shurley es un escritor de poco éxito. Escribe las aventuras de dos hermanos, Sam y Dean Winchester, que luchan contra seres sobrenaturales. ¿Me estoy repitiendo? No, es que escribe metaficción. 

Volvemos a tener la figura del escritor como el dios que dirige las vidas de sus personajes. Pero Chuck no decide qué les pasará a sus protagonistas, simplemente escribe lo que ve dentro de su cabeza, porque es algo así como un profeta. Hasta que un día los personajes de sus historias llaman a su puerta.

A partir de entonces, Chuck ayudará a los hermanos de vez en cuando, revelándoles información importante antes de que suceda, como el escenario exacto de una batalla que tendrá lugar en el futuro. Aunque alguna vez no consigue recordar algún detalle relevante. 

Dean y Sam tienen que pedirle que deje de escribir, si no quiere que los secretos de los Winchester queden expuestos para todo aquel que quiera leer la saga. Y él promete hacerlo pero... realmente no deja de escribir, solo de publicar y puede apreciarse un cambio de actitud en él. Se le ve realmente satisfecho de sí mismo cada vez que termina un nuevo libro de "Supernatural" o cuando produce una obra teatral universitaria sobre sus historias...

Tendremos que esperar a la temporada once para saber por qué. Chuck Shurley ha mentido: no es un profeta al que le llegan imágenes de Sam y Dean Winchester sino quien las inventa. Él ha escrito los giros de sus vidas, sus pérdidas, sus batallas... Aunque les deja elegir qué harán con cada una, cosas del libre albedrío. Luego se sienta a admirar su obra y hacia dónde avanza y, cuando llega a un posible final feliz, vuelve a empezar.

Chuck resulta ser un escritor dios porque... bueno, porque es Dios. Y llevaba tanto tiempo aburrido de mirar cómo su creación evolucionaba pasito a pasito de forma rutinaria y predecible, que decidió darse a la literatura e inventar tramas para sus dos personajes fetiche, los que escogen las salidas que él no se había planteado que existían, Sam y Dean. 

Que los personajes hagas lo que quieran es la parte brújula de un escritor, casi toda mi parte escritora, de hecho. Ahora os pregunto: los que sois escritores de brújula como yo ¿seríais capaces de planificar toda una trama dejando a los personajes sin sus elecciones y sin aburriros? Y los que sois de mapa ¿estarías cómodos escribiendo sin unas guías a las que agarros, dejando que los protagonistas den tumbos por el papel hacia donde quieran ir? 

Ahora ¿qué creéis que pasaría si un escritor al que le gusta que las cosas se hagan como él las había previsto, se le revelan los personajes? ¿Qué hará Chuck cuando se canse de las historias de Sam y Dean Winchester?

Dadle una vuelta. No digo más. Para saberlo, ved Supernatural.