THE GOOD PLACE

 



De vez en cuando me pongo a ver series de las que no sé nada, solo porque la premisa me parece interesante. Muchas de ellas no terminan de convencerme, pero también encuentro joyas como "The good place".

La idea de partida es esta: Eleanor Shellstrop está en una habitación amarilla, con un letrero en la pared que dice "Bienvenida. Todo está bien". En seguida le informan de que ha muerto atropellada por una fila de carritos de supermercado y, gracias que a su vida ha estado llena de buenas acciones, ha acumulado suficientes puntos para estar en "El lado bueno".

Michael, "El arquitecto", le enseña el lugar (lleno de tiendas de helado de yogur), a la inteligencia artificial que lo sabe todo (Janet), su nueva casa y hasta a su alma gemela, Chidi. Vamos, todo lo necesario para ser feliz durante toda la eternidad. Solo hay un problema, que por una confusión con el nombre, la Eleanor que vemos no es la persona de la que hablan, sino una chica bastante insufrible que se ha pasado la vida fastidiando a los demás.

A partir de entonces, Eleanor intentará por todos los medios que no la descubran, porque su opción es ir a "El lado malo", y no es algo que quiera probar. Para conseguirlo, implicará al pobre Chidi, un profesor de filosofía y ética, al que le duele la tripa cada vez que se estresa, a la filántropa y narcisista Tahani y a Jason, el monje budista que ha hecho voto de silencio (mi personaje favorito, sin duda). Estos cuatro personajes trabajarán cada capítulo para ser mejores personas y merecer un lugar en "El lado bueno".

La idea de la serie, entonces, es enseñarnos a que ser buenas personas es algo que se va aprendiendo día a día. Para ello utiliza teorías como el imperativo moral de Kant, la doctrina del doble efecto de Tomás de Aquino o el dilema del tranvía de Philippa Foot, todos tratados de forma sencilla y en clave de humor. Es una serie mucho más profunda de lo que parece, de las que te enseñan sin que te des cuenta, que además logra esquivar bien el tema de las diferentes religiones y tiene uno de los mejores finales de serie que conozco, de esos que te dejan con la sensación de que eso era lo que tenía que pasar.

Pero además, puedo utilizarla también como serie en la que hay "escritores". Bien, esto no es del todo cierto, pero os he dicho que Michael es "El arquitecto del lado bueno", es decir, él ha ideado ese lugar y todas sus normas, donde luego vivirán los merecedores del paraíso, un poco como si fuera un jugador de Los sims. Así podemos imaginar su creación como un escenario de teatro, al que va añadiendo cosas sobre la marcha cuando las cosas no funcionan como él querría...

Según avanzan las temporadas, descubrimos fallos en el guion de ese "Lado bueno", reescrituras, cambios en el principio y vueltas de tuerca interesantes (como "El lado medio") Incluso habrá otros personajes que tendrán la oportunidad de añadir sus propias ideas para modificar ese lugar y sus normas... Tendréis que verlo para saber de lo que hablo, porque es difícil explicarlo sin colar ningún spoiler... Disfrutad de esta serie divertida y tranquila y dejad que os cale un poco la filosofía, sobre todo en estos tiempos convulsos. Ah, y disfrutad de la filosofía de Jason también, porque así de sencilla es la felicidad, jaja.

Comentarios

  1. ¡Me encanta The Good Place! Para mí, es la prueba perfecta de que una comedia puede ser mucho más que simplemente tonterías porque sí y de no caer en chistes asquerosos ni crueles. Has hecho un gran trabajo explicándola sin spoilers. Y coincido totalmente con lo del final: uno de los mejores que he visto en mi vida.

    PD. Janet for president.

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    1. Madre, que a una super fan como tú le guste esta entrada... ¡Qué honor!

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