AMOR MARINERO
Navegaba solo en su barca cuando
surgió la criatura más bella que había visto nunca. Se enamoró en ese mismo
instante, loca y perdidamente, aunque sabía que lo que quería rozaba lo
imposible. Existían algunas viejas leyendas marineras que hablaban de un amor
como aquel, pero la tradición oral las había deformado hasta convertirlas en
burdos cuentos infantiles.
El marino se sabía solo en la inmensidad del mar, y decidió no desaprovechar la oportunidad. Apoyado sobre el costado del navío puso sus ojos a la altura de los de aquella belleza y le habló tiernamente. No sabía si le estaba entendiendo, pero pudo ver el deseo en su mirada mientras le ayudaba a subir a bordo. Y allí mismo, enredados entre las maromas, dieron rienda suelta a su pasión, sin más testigos que la chica tatuada en el pecho del marinero y la luna reflejándose en las escamas del besugo.
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