OFELIA
Y qué bien me vendría a mí andar sobre las aguas,
no hundirme con el peso
de mis propios temores.
Y qué bien me vendría olvidar el pasado,
olvidar decisiones,
olvidar lo indeleble.
Qué bien estaría si fuese otra
y no yo, quien se muerde las uñas
y no ahoga los gritos.
Si nunca hubiera causado dolor,
si hubiera sido lista
y cogido atajos.
Qué bien me vendrían todas esas cosas
si no tuviera la puta manía
de ser siempre yo.
Se siempre tu, si no, no te reconoceria
ResponderEliminarNo se puede tener una madre mejor que tú. ¡Te quiero más...!
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