CONEJO DE AGUA

 



Hace más de un mes que empezó el año nuevo chino, pero ayer salió en una conversación, porque resulta que es el año del conejo de agua.

El año pasado, el tigre nos trajo agua para que la tierra seca y removida por el buey pudiera volver a germinar. Ya se dejan ver los primeros brotes de la primavera en las orillas del río, pero aún hay que cruzarlo. El conejo es un animal pequeño, pero perseverante, así que toca un año más de trabajo duro y esfuerzo, pero está vez hay una meta al final, hay resultados tangibles, y el cansancio va encaminado hacia algo.

Es un año para pensarse bien las cosas. No podemos cambiar de rumbo a mitad del río, porque las consecuencias podrían ser fatales. Así que toca recapacitar, pensar en uno mismo y aclarar el barullo que tenemos en la cabeza para tomar buenas decisiones. 

Lo malo, que no es tan fácil elegir solo un camino y dejar otros relegados. Lo difícil, toda la tralla que queda aún por delante. ¿Y lo bueno? La esperanza, chicos, que hay luz al final de todo. Hay conejos en la luna.

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