LUNA
"No jures por la luna, esa inconstante que cada mes cambia en su esfera, no sea que tu amor resulte tan variable", decía Julieta. Y, sin embargo, la luna es constante en sus ciclos, aunque se esconda de nuestros ojos. Misterioso satélite que se acompaña de ritos y maldiciones, compañera lobisomen, siempre anclada a las mujeres por su ritmo de veintiocho días. Hace años me leí "Luna roja", como si fuera a encontrar de pronto un vínculo secreto entre todas las mujeres. No fue así. Tampoco encontré ningún patrón creativo en mi propio ritmo, pero cuando leí "Diosas. La canción de Eva", encontré una nueva vuelta que sí disfruté: los arquetipos femeninos vinculados a las fases de la luna. La luna nueva desaparece del cielo, como si muriera para renacer. La oscuridad absoluta que deja en la noche se relaciona con el arquetipo de la bruja, la mujer que sabía que se esconde para reflexionar y volver más fuerte. Misterio e introspección. La diosa Vesta se apartó d...